Fundación Ornitológica Txori © 2013
Foto: Belize Bird Rescue
Quienes hemos tenido oportunidad de trabajar en santuarios de psitácidos, sabemos bien que el cuidado de la salud emocional es sumamente importante para prevenir enfermedades.
Tal como ocurre con los seres humanos; los cuadros prolongados de aburrimiento, estrés, ansiedad o depresión, propician la aparición de males físicos. En nuestra experiencia, además, hemos comprobado que las aves psitácidas frecuentemente desarrollan enfermedades mortales a partir de crisis emocionales o sucesos traumáticos.
En especial recordamos dos casos, el primero de una guacamaya en México que era muy apegada al cuidador del aviario en el que vivía. Lamentablemente el hombre falleció y ante su ausencia el ave entristeció, paulatinamente su condición se deterioró hasta que un virus oportunista cobró su vida. El segundo es el de 9 loros grises de origen silvestre que en España fueron decomisados a traficantes y depositados en un refugio especializado. Pese a que recibieron atención veterinaria de primer nivel, en el transcurso de dos meses fueron muriendo uno a uno por diferentes enfermedades.
La ciencia ha demostrado que las aves psitácidas poseen un elevado nivel de inteligencia y raciocinio; tales características las convierten en criaturas sumamente sensibles a sucesos que alteran su vida. Desde luego, el peor trauma emocional que pueden sufrir es ser extraídas de su hábitat natural para confinarlas a jaulas, lo anterior se agrava cuando se les separa de su pareja u algún otro miembro de la bandada con el que mantengan vínculos afectivos.
No hay que subestimar a los psitácidos que nacieron y han permanecido en cautiverio, son tan sensibles como sus congéneres silvestres. Cambiarlos de recinto, de compañeros o modificar cualquiera de sus hábitos de vida pueden desencadenarles problemas emocionales severos.
Tener presente lo anterior es fundamental, ya que la primera responsabilidad de quienes poseen psitácidas en cautiverio es procurarles una vida lo más llevadera posible. Hacemos énfasis en que bajo ningún motivo se justifica el cautiverio de pájaros que proceden de la vida silvestre; ya que los únicos capaces de resistir ésta condición son aquellos que nacieron y siempre han vivido dentro de aviarios. A continuación enumeramos algunas recomendaciones:
1. Hospedaje:
Antes que una jaula, se debe pensar que las aves psitácidas necesitan un albergue en el que se sientan cómodas y seguras. El espacio mínimo requerido variará según sea la especie; sin embargo, en cualquier caso deberá ser lo suficientemente amplio para que puedan volar. Se ubicará en un ambiente apacible, preferentemente en un jardín. Dentro, los animales deberán tener acceso al aire fresco, al sol y eventualmente a la lluvia, pero al mismo tiempo contarán con un sitio cubierto en el que puedan resguardarse de las inclemencias climáticas y pernoctar. El recinto, además, deberá integrar perchas y columpios de madera donde los pájaros puedan posarse confortablemente, así como los implementos necesarios para contener su alimento y agua. Asimismo nidos cuando se trate de parejas con potencial reproductivo.
2. Compañía:
Un perico solitario siempre sufre más que aquel que comparte su recinto con un compañero. De hecho, no hay nada mejor para el bienestar psicológico de un ave cautiva que una pareja de su misma especie. No obstante, es importante recordar que, independientemente del sexo, las psitácidas son bastante quisquillosas en eso de la compatibilidad, por lo que habrá que ser cautelosos durante el proceso de emparejamiento.
3. Alimentación:
Una dieta sana, suficiente y variada puede ser la diferencia entre un ave triste o feliz. Por eso, además de agua limpia y fresca, diariamente se les debe proporcionar una ración que incluya frutas, verduras, vainas, semillas y germinados. Asimismo alimentos que contengan calcio y proteína de origen animal. Ocasionalmente se les puede ofrecer como golosina alguna flor o fruto de la temporada, o bien una galleta o trozo de pan. En la medida de lo posible se deben evitar alimentos procesados y tener cuidado con aquellos que pueden ser tóxicos para las psitácidas. Adicionalmente es muy recomendable suministrarles periódicamente algún suplemento vitamínico.
4. Entretenimiento:
Por naturaleza las aves psitácidas son curiosas y destructoras, por eso una magnífica terapia ocupacional para combatir el aburrimiento es proporcionarles frecuentemente ramas tiernas de árboles o elementos de madera que puedan roer poco a poco. Algunos alimentos con cascaras duras, como las nueces, también ayudan a entretenerlas. Igualmente se pueden construir juguetes de madera o alimento que dispuestos de alguna forma dentro del recinto les signifique un reto alcanzarlos. Otro elemento que ayuda es una tina con agua en la que puedan bañarse para luego acicalar su plumaje. En fin, la mejor recomendación es observar a las aves y ser creativos. Es importante ser cuidadosos con las ramas o juguetes que se les suministran, ya que algunas maderas o sus recubrimientos pueden ser tóxicos, igualmente se debe tener precaución con la instalación de los mismos para reducir al mínimo el riesgo de accidentes.