Por: Eva B. Prado y Víctor Busteros
Fundación Ornitológica Txori © 2016
Foto: UMA Aviario Txori
La alimentación es uno de los temas más debatidos entre los expertos en aves psitácidas. De hecho, es un asunto bastante espinoso para los avicultores en general, quienes suelen enfrascarse en acaloradas discusiones sobre las dietas de los plumíferos que crían en cautividad. Cada avicultor asegurará tener la mejor fórmula basándose en su experiencia personal y difícilmente cambiará de opinión, aun cuando existan argumentos científicos que lo contradigan.
La realidad es que la gran mayoría de las especies de aves psitácidas son omnívoras y en el medio natural su dieta está condicionada a lo que pueden encontrar; y claro, ello depende de la época del año y de las circunstancias asociadas, por lo tanto no siempre comerán lo mismo, su dieta variará a lo largo de las estaciones. También es importante tomar en cuenta que se alimentan de modo nómada. Bajo estos preceptos se obtiene el primer criterio para establecer una dieta rica y balanceada para ellas.
La variedad, calidad y cantidad de los alimentos son condicionantes fundamentales si lo que se desea es lograr una nutrición óptima para mantener física y emocionalmente sana a la psitácida. Por supuesto cada especie tiene necesidades y gustos particulares, por lo que siempre es recomendable investigar cuál es su dieta en la naturaleza y en la medida de lo posible procurar replicarla. Igualmente se debe considerar que las necesidades calóricas y vitamínicas de las aves son diferentes dependiendo de la época del año. Lo mismo sucede durante el apareamiento, postura, incubación y crianza, etapas en que ambos padres necesitan consumir mayor cantidad de proteína y calcio para así garantizar el éxito de la nidada.
Establecer una dieta adecuada para las aves psitácidas en cautividad suele ser una tarea que demandará tiempo y paciencia, ya que son tan quisquillosas como niños pequeños en cuanto a la comida que se les ofrece: comerán golosinas hasta saciarse y despreciarán todo lo demás. Si bien ya existen diversas marcas comerciales de alimento procesado en croqueta o pellets (pienso) especialmente formulado para las especies más populares de pericos, loros, cacatúas y guacamayas, estos productos −generalmente costosos en México− no sustituyen a las frutas y verduras frescas ni a otros alimentos naturales indispensables para mantener en buen estado a las aves, en todo caso son un complemento alimenticio.
Un conocimiento primordial para quienes cuidan aves psitácidas en cautividad es saber qué alimentos deben limitarse o no suministrarse por ser potencialmente dañinos para ellas. Por ejemplo, las semillas o pipas de girasol y el cacahuate deben limitarse, pues consumidas en exceso les ocasionan enfermedades crónicas como obesidad y síndrome de hígado graso. Asimismo los alimentos procesados con alto contenido de sodio o azucares añadidos, ya que les provocan afecciones cardiovasculares, renales y hepáticas.
Entre los alimentos que por ningún motivo deben ofrecérseles (son tóxicos para ellas) están: el epazote, el perejil, el aguacate, la col, la leche y el chocolate. El jitomate, el cilantro, la sandía, la papa cruda y la calabaza cruda tampoco son recomendables. Igualmente hay que tener mucho cuidado con las plantas a las que pudieran tener acceso desde sus recintos, pues las psitácidas se sienten muy atraídas por algunos brotes y flores que ellas ven como suculentos bocadillos, pero que pueden ser sumamente venenosos, tal es el caso de las azaleas, hortensias y nochebuenas, plantas ornamentales muy populares en jardinería.
Las 5 sugerencias de Fundación Ornitológica Txori para alimentar psitácidas mexicanas en cautividad son:
1. Alimentos que pueden consumir diariamente:
Papaya, manzana, guayaba, pepino, naranja, zanahoria, chile. Unos granos de maíz precocido, un cacahuate, algunas semillas de girasol, cereal de trigo o avena, o croquetas para pericos.
2. Alimentos complementarios (dos a cuatro veces por semana):
Melón, plátano, piña, pera, pimiento morrón (verde, rojo o amarillo), espinaca, chícharo precocido, ejote precocido, brócoli precocido, germinados de alpiste, frijol o soya. Sopa de pasta (baja en sodio), tortilla de maíz cocida, lenteja cocida, frijol cocido, arroz cocido, garbanzo cocido.
3. Alimentos de una o dos veces al mes:
Huevo de gallina cocido, pollo cocido (sin sal), pescado asado (sin sal), hueso de jibia, pan integral tostado.
4. Alimentos de temporada y ocasionales:
Durazno, mango, higo, ciruela, mandarina, lima, fresa, uva, tuna, zapote, guamúchil, guanábana, anona, kiwi, capulín, coco, almendro, dátil, cocoyol, nuez, piñón.
5. Flores, ramas y hojas para forrajear:
Rosal, buganvilia, malva, girasol. Todas las flores, hojas y ramas de los frutales comestibles antes señalados.
Notas adicionales:
a). La cantidad de semillas de girasol se puede determinar con base a la actividad cotidiana del ejemplar y a la variedad de alimentos que consume. Es decir, un ave que tiene posibilidad de volar en su recinto podrá consumir más semillas, igual aquella que no desprecia los demás alimentos que se le proporcionan.
b). Los alimentos cocidos deben prepararse sin sal, ya que el sodio en exceso es nocivo para las aves.
c). Las frutas, verduras, flores y hojas pueden servirse enteras, partidas por mitad o en trozos pequeños; es recomendable no quitarles la piel o cascara, por ello es indispensable lavarlas previamente. En el caso de la manzana, el durazno, el mango, la ciruela y la pera es importante retirar las semillas, ya que pueden ser tóxicas para las aves.
d). Es recomendable complementar la dieta con un suministro periódico de vitaminas.
e). Las aves siempre deben tener a su alcance agua limpia y fresca para beber.